Un dulce engaño

Conozco personas capaces de callar un mundo de palabras que llevan escondidas dentro de sí.

Las he visto.

Que pueden tener los sentimientos atravesados en la garganta, pero por razones que sólo ellos conocen, prefieren no revelar.
Las he vivido.

Que son capaces de tomar tu rostro entre sus manos y tenerte tan cerca que casi puedes respirar su aliento, pero por motivos que tú no alcanzas a descifrar no puedes alcanzar a entender el cielo o el infierno que esa persona vive al tenerte tan cerca.

Las he sentido

Me acuso enamorada de esa clase de personas. ¿Saben? Hay una riqueza indescriptible en ellas. Esas que no necesitan de palabras para decir ciertas cosas. Pienso que les basta con unos segundos al mirarte o tocarte y pueden transmitir un mundo de significados y emociones. Te dejan el paso libre a interpretar de ellos lo que tú prefieras, lo que te  haga sentir más feliz.

Pero también es peligroso, un arma de doble filo

¿Cómo saber si es real lo que tú entiendes o sientes? ¿Son esas personas un mundo cerrado, de puertas difíciles de abrir, lo que realmente imaginas?

Sientes sus silencios pero ¿y si tú eres el único motivo de ello?  Entonces te detienes a pensar en cómo con otras personas realmente son un libro abierto, a quiénes les revelan todo lo que contigo no pudo decir.

Entonces tal vez tal vez eres como yo.

Te doy la bienvenida. Somos aquellos que preferimos engañarnos con ese silencio porque nos sentimos suyos por unos minutos de pequeña eternidad. ¿Ilusos? Que nos llamen como quieran, yo prefiero no ponernos una etiqueta.

Y te confieso algo: aún así yo me quedo con aquellos silencios que sé sólo a mí me pertenecieron. Me quedo con aquellos momentos en los que tal vez las emociones fueron tan fuertes que no alcanzaban las palabras para describirlo.

Porque prefiero engañarme y ser feliz con una película creada en mi cabeza a enfrentar el sabor amargo del verdadero significado de esa lejanía.

Y llámenlo como quieran, pero yo elijo y prefiero el sabor  de ese dulce engaño.

También publicado en: http://culturacolectiva.com/el-sabor-de-ese-dulce-engano/

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